9 horas 38 minutos a.m. Suena la indómita señal del microondas que preludia un día abrupto, largo, cansino, repleto de experiencias por explotar, sensaciones quizá apasionantes que me esperan tras esa puerta que miro con recelo al lograr levantar mi cráneo de los cereales de oferta.
Fuera todo está gris. Es un gris neutro, maestro, que ilumina los cuerpos calientes y los deja indefinidos, como un contraluz constante, creando un velo de serenidad sólo interrumpido por el continuo movimiento que se aprecia al arrojar la mirada desde la ventana. Cabezas indefinidas como agujas de alfileres en procesión hacia ningún lado, con precisión suiza y disciplina hormiguilesca.
Realmente esto último ellos no lo saben. A mi me gustaría pensar que no pienso en ello tampoco, no saberlo. Pero quién sabe, lo mismo las preguntas diarias, como el estigma de un torturado por la gota, logra cavar un surco en nuestra mente hasta alcanzar una idea maestra, una llave que abra puertas y ventanas; de la cual hasta el propio Nietzsche se sentiría orgulloso.
Sin más preámbulos, me dispongo a coger ese personaje tan cuidadosamente diseñado en un principio, que ha acabado en obra única y personalista, improvisada a veces pero siempre ávida de pasiones, para añadirme a ese río de gente que llamamos sociedad, con la que "avanzamos".
¡Hacia la aventura de un nuevo día!
bueno, ya tienes un seguidor... :) me gusta el texto. Quizás le faltan comas. Un beso!
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